Miedo al transporte público
Y aún más personas se sienten muy angustiadas cuando el autobús, el vagón de tren o el metro en el que viajan se llenan de gente y se aprietan unos contra otros. En Francia se denomina “la hora del aplastamiento”, y ocurre a diario en ciudades de todo el mundo.
El problema es que una vez que un miedo así se apodera de ti, puede empezar a extender sus tentáculos por todas partes. Pronto no es sólo la cola del autobús lo que te molesta, sino la cola de la tienda de alimentación que te recuerda a la cola del autobús.
No es sólo el tren de cercanías el que te deja sin aliento, sino el viaje en autocar que haces con los amigos. Y encima, sientes que todo el mundo te mira, nota y juzga tu ansiedad.
Por supuesto, viajar en transporte público no siempre va a ser una experiencia agradable, pero no hay duda de que sentirse lleno de miedo y ansiedad lo hace mucho más desagradable de lo necesario. Y cuando se vive en una ciudad, es inevitable tener que utilizar el sistema de transportes al menos una parte, y quizá gran parte, del tiempo para desplazarse.
Fobia a los autobuses escolares
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La amaxofobia es el miedo a estar en un vehículo, ya sea como pasajero o como conductor. Esta fobia puede ser grave y limitar la vida, dificultando o incluso imposibilitando a las personas estar en un coche, autobús, tren o avión.
La amaxofobia, como cualquier otra fobia, varía de leve a grave. Algunas personas pueden viajar en coche con un conductor en el que confían plenamente, como su cónyuge o sus padres. Otras pueden tomar un autobús o un taxi en una ruta conocida. En los casos más graves, las personas con esta fobia son incapaces de viajar en absoluto, excepto a pie.
La amaxofobia no está reconocida como una enfermedad distinta en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM-5). El DSM-5 es el manual de diagnóstico que los médicos y otros profesionales de la salud mental utilizan para diagnosticar las enfermedades mentales.
Trocofobia
La trocofobia (del latín trocho que significa “camión”) es el miedo a estar en un camión o autobús. La fobia suele desencadenarse al saber que el camión o el autobús son más vulnerables a volcar de lado, y al ver en las noticias o en persona que un camión o un autobús son volcados con lesiones y a veces incluso muertes a su paso. Los afectados no cogen un autobús para ir y venir del colegio, sino que dependen de los padres o del tutor para que les lleven al colegio en coche. Cuando van a una excursión, los afectados insisten en que un profesor les lleve.
Miedo a los accidentes de tráfico
Para algunos, el mero hecho de subir a un autobús o a un tren puede ser el último desafío, y la ansiedad y el estrés les hacen sentirse atrapados y aislados. Pero hay estrategias que ayudan a aliviar el trauma del viaje
El aislamiento y los trastornos mentales suelen ir de la mano, pero algo de lo que no se habla tanto son los obstáculos que encuentran quienes luchan por utilizar el transporte público. Muchas personas con problemas de salud mental dependen del transporte público, pero todo el proceso les resulta difícil. Desde planificar un viaje o lidiar con el hacinamiento, hasta apresurarse por una conexión y encontrar un asiento, puede ser increíblemente estresante.
La falta de apoyo y la accesibilidad del transporte público parecen ser las dos principales áreas que deben mejorarse. Sin embargo, existen muchos obstáculos para que las personas con problemas de salud mental puedan acceder al transporte público. Todos nos hemos visto en la situación de ir corriendo a un autobús, cogerlo y luego buscar a tientas en el bolso, la cartera o el bolsillo el cambio adecuado. Podemos sentir los ojos de los demás pasajeros mirándonos, y la impaciencia del conductor.