Trenes de La Habana

“Sí, me gustaría… si hay alguno”, balbuceé. Me condujeron a una minúscula oficina a través de una oscura sala de espera con un banco iluminado sólo por la luz de una radiante vidriera en forma de media luna. Estaba seguro de que la sala de espera de Cárdenas no había visto un pasajero desde 1940. Se sacaron los horarios de papel de un cajón, se llamó al conserje de la estación y se acordó una salida a las 6 de la mañana del día siguiente, que me llevaría desde esta antigua parada de un pueblo azucarero en la costa norte de Cuba -al este de La Habana- hasta la zona rural de Jovellanos, 30 kilómetros al sur.

Decirles a los cubanos que iba a tomar el tren siempre era recibido con una ceja levantada seguida de una broma. Durante los 17 años que llevo viajando por Cuba, había oído, con poca variación, que el tren que salía de La Habana un lunes llegaba a Santiago de Cuba un miércoles, en un viaje programado de 16 horas. Mientras tanto, las guías de viaje dan advertencias histéricas sobre los trenes, los baños, los horarios ficticios. Así, la última vez que había cogido el tren de línea en Cuba fue en el año 2000, en un viaje incómodo y sin nada que comer.

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Mapa ferroviario de Cuba

El primer tren nuevo de Cuba en más de 40 años ha emprendido su viaje inaugural. Con el apoyo de China, el gobierno cubano espera restaurar completamente el decrépito sistema ferroviario del país caribeño para finales de 2030.

Durante el verano, el billete ultrabarato permitió a los alemanes acceder a los servicios de tren, metro y autobús de todo el país. El operador ferroviario Deutsche Bahn dijo que había vendido 26 millones de billetes, pero es probable que la cifra final sea mucho mayor.

Tras la popularidad del billete de tren y autobús de 9 euros en los meses de verano, los gobiernos estatales y regionales de Alemania están tratando de idear un sucesor que sea permanente y más asequible.

Ferrocarriles cubanos

Los Ferrocarriles de Cuba utilizan un ancho de vía estándar de 1.435 mm (4 pies 8+1⁄2 pulgadas) que se extiende desde Guane (provincia de Pinar del Río), en la parte más occidental de la isla, hasta la bahía de Guantánamo, en la parte oriental. El ferrocarril central, de 1.024 kilómetros, va desde La Habana hasta Santiago de Cuba, en la región oriental. La mayor parte del sistema de 4.556,25 kilómetros (2.831,12 mi) es de motor diesel, con 1.055 kilómetros (656 mi) electrificados. El tren insignia número 1 viaja entre La Habana y Baracoa. Otros servicios de pasajeros de larga distancia enlazan La Habana con Pinar del Río (ferrocarril occidental), Cienfuegos (ramal sur), Sancti Spíritus, Bayamo-Manzanillo y Guantánamo. La red conecta los seis puertos de primer nivel de Cuba: La Habana, Mariel, Matanzas, Cienfuegos, Nuevitas y Santiago de Cuba, así como todas las capitales de provincia.

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El Ferrocarril Eléctrico de Hershey es un ferrocarril electrificado que va de La Habana a Matanzas y que fue construido por la compañía Hershey para transportar trabajadores y productos tras la compra de plantaciones de azúcar en 1916. Es un servicio de cercanías que circula por el norte de las provincias de La Habana y Matanzas utilizando algunos equipos originales[2].

Carreteras pavimentadas en Cuba

ShareA primera vista, Cuba cuenta con una red de transportes que facilita los desplazamientos por el país, incluyendo un amplio sistema de trenes y 900 km de carreteras que conectan las ciudades de toda la isla.

Pero moverse por Cuba no es fácil. El transporte público no está bien diseñado para los visitantes: hay que reservar con antelación o conocer los entresijos del transporte local. Las carreteras llenas de baches y la casi inexistente señalización son la norma. Los autobuses son la mejor opción para los viajes interprovinciales, mientras que subirse a uno de los omnipresentes coches clásicos es ideal para una excursión de un día.

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Para conectar la mayoría de los destinos de interés turístico, los autobuses son la mejor opción para desplazarse por Cuba. Los viajes en autobús en Cuba suelen ser seguros, fiables (teniendo en cuenta las normas cubanas de puntualidad) y asequibles en comparación con los coches de alquiler o los taxis.

Alquilar un coche en Cuba le dará la libertad de descubrir los principales lugares de la isla a su propio ritmo. Sin embargo, conducir en Cuba es toda una aventura: el estado de las carreteras puede ser malo, la señalización es deficiente o simplemente no existe, y las normas de circulación son ambiguas.

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