Vaqueros Viracocha

Nos hemos propuesto en este ciclo de ensayos clasificados como “Cuadernos Andinos” centrarnos en los aspectos más significativos de la tradición del antiguo Perú, que era mucho más extensa que la actual, incluyendo también partes de Ecuador, el norte de Chile y Bolivia. Habiendo tratado previamente la doctrina de los “Cinco Soles” y el pachacuti [cf. Pachacuti: ciclos de creación y destrucción del mundo en la tradición andina] vamos a analizar ahora la principal figura numinosa del panteón andino: el dios creador Viracocha (o Wiracocha o Huiracocha). Para los fines de esta investigación, utilizaremos principalmente las crónicas antiguas (Garcilaso Inca de la Vega, Sarmiento de Gamboa, Cristóbal de Molina, Bernabé Cobo, Guaman Poma, Juan de Betanzos, etc.) y el manuscrito de Huaru Chiri, traducido recientemente, que integraremos de vez en cuando con los relatos del folklore rural (cotejados por el antropólogo Mario Polia) y con algunas de las hipótesis más recientes, si son dignas de mención.

Hay que decir, en primer lugar, que Viracocha ya era considerado por los pueblos preincas como el creador del mundo y del género humano: su figura era, con toda probabilidad, una reelaboración de la primera divinidad de los antiguos habitantes de Tiahuanaco, el llamado “Dios de las Varitas”, o de los cetros (de hecho, sostenía dos cetros de oro, como puede verse todavía hoy en su representación en la Puerta del Sol de Tiahuanaco ). S.ulla costa era referido como Pachacamac (“Creador de la tierra y del tiempo”); entre sus epítetos se registran también los de “Esplendor original” y “Señor (Maestro) del mundo”, que lo sitúan sin duda en el contexto funcional de los dioses primordiales [cf. El dios primordial y triple: correspondencias esotéricas e iconográficas en las tradiciones antiguas]. A este respecto, podemos añadir que según Juan Santa Cruz Pachacuti Viracocha era representado con un disco dorado ovalado que simbolizaba el huevo primordial, al igual que el Ra egipcio, mientras que según Cristóbal de Molina su imagen se reproducía en una estatua dorada con la semejanza de un niño de diez años que mantenía un brazo levantado en pose de bendición, imagen que recuerda al Niño divino de los Misterios de Eleusis, así como al posterior niño Jesús también bendiciendo.

  Vacaciones viajes y turismo

Viracocha jesus

El Valle Sagrado de Perú es materia de leyenda. Está plagado de rutas de senderismo que bordean las crestas rocosas de las montañas y los caminos que en su día trazaron las civilizaciones precolombinas. Hay bulliciosos mercados donde tejedores y agricultores incas ejercen sus oficios, junto con ríos caudalosos y extrañas salinas excavadas en los Andes. Y eso sin mencionar la riqueza de los sitios de la lista de la UNESCO y las excavaciones arqueológicas que salpican las tierras altas, incluyendo las terrazas y los templos instantáneamente reconocibles de las ruinas del Valle Sagrado como Machu Picchu. ¿Tentado? Nosotros pensamos que sí. Siga leyendo para conocer los 15 mejores lugares para visitar en el Valle Sagrado de Perú.

El Valle Sagrado es un lugar muy especial. No estaría exagerando si dijera que mi primera visita aquí cambió mi forma de ver el mundo. Recuerdo que me sorprendió cómo capa tras capa de historia humana armoniza con algunos de los paisajes andinos más espectaculares de Sudamérica. En un momento te encuentras con pueblos de tejedores resistentes en Chinchero o Upis, y al siguiente navegas por bosques nublados llenos de orquídeas de camino a los pasos de Salkantay.

Estatua de Viracocha

Nick Thorpe viajaba inocentemente por Sudamérica con su mujer, Ali, cuando se encontró con un aventurero estadounidense que planeaba navegar desde Chile hasta la Isla de Pascua en un barco boliviano hecho de juncos. Inspirado por el gran Thor Heyerdahl, Phil Buck había reclutado a siete hombres para que se unieran a él en este experimento, con el fin de descubrir si era posible que la Polinesia fuera colonizada por primera vez desde Sudamérica y no desde Asia. Lo que siguió fue una expedición un tanto extraña llevada a cabo por una embarcación bastante improvisada, un par de patos (uno de los cuales sólo podía adivinar su destino) y un grupo de hombres que, al fin y al cabo, no estaban muy seguros de cómo navegar en un barco… Brillantemente contada, OCHO HOMBRES Y UN PATO es una divertida historia de tormentas, marineros aficionados y algún que otro tiburón. Leer más

  Financiar viaje a plazos

Este libro me ha parecido informativo, interesante e increíble. Nick escribe de una manera relajada e íntima que casi hace que uno se sienta como si estuviera hablando directamente con el lector. Sus descripciones, con la ayuda de algunos símiles intuitivos, enganchan aún más al lector. Una lectura agradable.

Significado de Viracocha

Cada año, el pueblo de Perú organiza una elaborada celebración en la ciudad de Cuzco en la época del solsticio de verano. Esta fiesta se conoce como Inti Raymi, la Fiesta del Sol. Para los espectadores, esta celebración puede parecer un mero entretenimiento. Sin embargo, es posible que ofrezca una de las únicas ideas disponibles hoy en día sobre las prácticas de culto de los poderosos y antiguos líderes que una vez gobernaron la región conocida como el Imperio Inca.

  Viaje bosnia y montenegro

Cuando Francisco Pizarro aceptó el encargo de la Corona española de realizar una expedición al Nuevo Mundo, cabe suponer que estaba entusiasmado con la perspectiva de adquirir fama y fortuna con esta expedición.    Al igual que sus predecesores, probablemente se hizo a la mar con la idea preconcebida de que, al llegar al Nuevo Mundo, se encontraría con pequeñas bandas itinerantes de gente poco cristiana e incivilizada.

Cuando Pizarro y su tripulación se toparon con los incas, se sorprendieron al encontrar una sociedad de personas ocupadas en realizar rituales muy organizados y sofisticados, similares a los que se realizan en los actuales festivales del sol. El encuentro de los españoles con los incas habría sido chocante porque contrastaba con las creencias que tenían sobre que el pueblo era pequeño, poco cristiano e incivilizado. Sin embargo, Pizarro habría tenido algo de razón en su prejuicio.    Los incas eran un pueblo poco cristiano, pero estaban lejos de ser pequeños e incivilizados. De un relato de uno de los conquistadores que viajaron con Pizarro, Pedro de Cieza de León, que describió las tierras de los incas en su diario:

Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad