George Henson y Daniel Saldaña Paris discuten

Por un lado: escritor del absurdo cotidiano, caricaturista feroz de la moral; narrador de esperpentos, delirios excrementicios e intrigas conyugales. Pero también: infatigable memorialista, autor de una autobiografía en fragmentos que es un gran cuaderno de viaje; tipólogo de la vida cultural y retratista capaz de rememorar las conversaciones de una cena 30 años después de ocurrida. Además: crítico de autores y tradiciones apenas imaginados por sus contemporáneos nacionales; arqueólogo al que se le puede atribuir sin duda el redescubrimiento de una región del canon ignorada y hoy imprescindible. A lo que hay que añadir: traductor de una biblioteca universal que en sí misma es una completa educación literaria para cualquiera (una biblioteca con las ventanas abiertas, clásicos que respiran el aire de una lengua viva).

Sergio Pitol (1933) es todo lo anterior; es, creo, un escritor total. Y por escritor no me refiero a uno de esos intelectuales que coquetean con el poder (“La diferencia entre lo que soy ahora y lo que era entonces se define por mi pasión por la lectura y mi aversión por cualquier manifestación de poder”, declara en El arte de volar), ni a un conferenciante polivalente: en México solemos alabar con la W mayúscula de “Escritor” a todo aquel que, además de publicar ocasionalmente, unge a los candidatos de elección popular. Pitol es un escritor de otro tipo: su importancia radica en la página, en la creación de su propio mundo, en su capacidad para iluminar el mundo.

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Sergio

El viaje presenta a uno de los maestros narradores del mundo en su trabajo, ya que relata hábilmente dos semanas de viaje por la Unión Soviética en 1986. Desde el primer párrafo, Sergio Pitol disloca el sentido de la realidad, desdibujando de forma magistral y juguetona los límites entre la ficción y la realidad.

Este relato aventurero, basado en los diarios de viaje del propio autor, desfila por algunos de los territorios que éste vivió y recorrió (Praga, el Cáucaso, Moscú, Leningrado) mientras reflexiona sobre el impacto del sagrado panteón literario ruso en su vida y el poder que la literatura ejerce sobre todos nosotros.

El viaje, segunda obra de la notable “Trilogía de la memoria” de Pitol (que Deep Vellum publica en su totalidad), que le valió el prestigioso Premio Cervantes en 2005 e inspiró a la más reciente generación de escritores en lengua española, representa el ejemplo perfecto de uno de los más grandes autores del mundo en la cima de su poder.

Viaje

“Pitol es probablemente uno de los escritores mexicanos más complejos y compuestos culturalmente. Es sin duda el más extraño, insondable y excéntrico. . . . [Su voz… reverbera más allá de los márgenes de sus libros” -Valeria Luiselli, autora de Rostros en la multitud

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El viaje presenta a uno de los maestros narradores del mundo en su trabajo, ya que relata hábilmente dos semanas de viaje por la Unión Soviética en 1986. Desde el primer párrafo, Sergio Pitol disloca el sentido de la realidad, desdibujando de forma magistral y juguetona los límites entre la ficción y la realidad.

Este relato aventurero, basado en los diarios de viaje del propio autor, desfila por algunos de los territorios que el autor vivió y recorrió (Praga, el Cáucaso, Moscú, Leningrado) mientras reflexiona sobre el impacto del sagrado panteón literario ruso en su vida y el poder que la literatura ejerce sobre todos nosotros.

El viaje, segunda obra de la notable “Trilogía de la memoria” de Pitol (que Deep Vellum publica en su totalidad), que le valió el prestigioso Premio Cervantes en 2005 e inspiró a la más reciente generación de escritores en lengua española, representa el ejemplo perfecto de uno de los más grandes autores del mundo en la cima de su poder.

¿Cómo se dice Sergio Pitol en México (español mexicano)?

El viaje de El viaje es el viaje de Sergio Pitol a la Rusia soviética en vísperas de grandes cambios sociales.Visita Rusia invitado por la Unión de Escritores.Hay literatura mundial…El excéntrico da levedad a la novela europea desde el siglo XVIII hasta el presente; al hacerlo, le da nueva vida. En algunas novelas, todos los personajes son excéntricos, y no sólo ellos, sino los propios autores. Laurence Sterne, Nikolai Gogol, los irlandeses Samuel Beckett y Flann O’Brien a

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Ya escribí una reseña detallada del primer volumen de esta trilogía. Así que ésta será breve. Aquí, Pitol revela por primera vez su sentido del humor. Aquí se vuelve casi Rablesiano y muestra cómo una función corporal básica puede llevar la mente hacia muchas direcciones impredecibles. Viaja a Rusia y luego a Georgia. Es sorprendente la cantidad de conexiones serendípicas que existen en el mundo y especialmente en el mundo de los libros. Hace poco estuve leyendo un poco sobre Georgia y su historia (Edge of Empires:

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